Bienvenidos a casa



Bienvenidos a todos. Sí, lo he hecho. Nunca me he prodigado al entregado esfuerzo que supone el mundo bloguero. El riego, gota a gota, post a post, que supone mantener un espacio de esas características, quizás me agotaba más por su formato que por su esencia, que no es otra que la misma a la que dedico la mayor parte de mi tiempo y vocación: la escritura.

Quizás estaba esperando yo el momento de encontrar la excusa perfecta o el contenido idóneo para iniciarme en algo que fuera parecido a un blog pero sin serlo. Es como el que no se ordena su día a día porque no ha encontrado una agenda lo suficientemente bonita (guiño, guiño) o el que no sabe llevar su restaurante por el cochambroso aspecto del mismo (guiño televisivo).  Excusas al fin y al cabo, muy vanas -pensarán la mayoría- , pero a  veces conviene no olvidar que lo que suena más estúpido es lo que encierra una realidad más tremenda. El formato de una página Web me entusiasmaba mucho más. Les confieso que llevo preparando este espacio algunos meses, pero con la prisa que define al que debe venderse en el enorme y desolado escaparate del desempleo, los acontecimientos se han precipitado para bien. La ilusión venía puesta de antes.

Las prisas  (no confundirlas con el descontrol), impiden que todo sea casual. Tampoco esta foto, que les da la bienvenida a un espacio donde, además de coleccionar todos aquellos artículos, pensamientos y desvariaciones que sea capaz de acumular en mi mochila de contador profesional, les prometo hacer suyo mi periodismo, aquel que tomo como referencia para mejorar, para aprender, para ejercer en el momento en el que el oficio me reclame.

Cada artículo o reportaje aquí compartido procederá de un lugar y pondrá su nota, su color, su identidad… Como en esta matrícula, compuesta por jirones de otras, que quizás destacaban, altisonantes, del conjunto al que pertenecían. Aquí les prometo que sólo sonará la música del sentido común y del periodismo que más me gusta, aquel que creo que también debe ser suyo.

Antes de continuar, hagan suya la máxima que preside este lugar. “Lean periódicos, visiten diarios digitales, escuchen la radio, sintonicen los informativos, construyan su propio espíritu crítico y hagan del (buen) periodismo, una herramienta en su día a día”. El que yo sea capaz de hacer, intentará ajustarse a esa máxima. El que comparta con ustedes, les aseguro que lo cumplirá. A veces, para sentirse periodista, sólo hace falta un pequeño espacio como este, ustedes y un servidor. Gracias por venir.  


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